Mi colección de dedales va aumentando poco a poco.
Normalmente la familia, amigos y compañeros son los que se acuerdan de traer el preciado regalito de sus escapadas. Yo se lo agradezco con una gran sonrisa, ¡Eureka se han acordado! Y ellos saben que me hace mucha ilusión.
Ahora gracias a mis amigas dedaleras que no son pocas, voy consiguiendo dedales de lugares que no tenía.
Voy a enseñaros en primer lugar los que llegaron de Castilla La Mancha, me los envió Anita. Todos preciosos, no falta detalle, con Don Quijote incluido.
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